RELATO: EL CONCURSO. TERCERA PARTE
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RELATO: EL CONCURSO. TERCERA PARTE
No sabía cuál elegir… las tres eran buenas. Tras mucho pensar decidió pedirle ayuda a Jesús, que ya las había leído, y, de paso, comentarle lo del concurso, aunque sin citar lo del tongo para nada… a Jesús ese concurso le parecía de poca categoría para ella, pero Ruby se mantuvo en sus trece.
-Está bien –contestó Jesús. –Manda “El acuerdo”, es la mejor de las tres.
-¿Seguro que no es mejor “Zona cero”? A mí me gusta más.
-Cometerás un grave error, pero haz lo que quieras –Contestó él con un tono que a Ruby le pareció algo ofensivo.
Sin embargo, decidió hacerle caso, al fin y al cabo él era el escritor prestigioso y no ella.
Los primeros días del concurso no se lo podía creer ¡Iba de primera! con una ventaja tremenda, además. Jesús decidió celebrarlo con un fin de semana en París ultrarromántico. Ruby volvió caminando por el aire de pura felicidad. El domingo por la noche llegó a su casa y encendió el ordenador mientras se ponía las zapatillas, a ver qué tal iba, estaba emocionadísima. Entró en la sección de los más votados con una sonrisa en los labios.
-¡Maldita sea! ¡Me cago en todo! ¿Qué coño significa esto?
Ruby se puso las gafas para comprobar que la vista no la engañaba… iba de primera, pero inmediatamente después la seguían dos novelas tituladas “Zona cero” y “Tú no lo sabes, Lucía”. Alguien de su entorno la había traicionado.
***
Ruby pasó los siguientes cuatro días en casa encerrada, sin ducharse, sin peinarse, sin lavarse los dientes, sin comer y durmiendo a base de pastillas. No podía ni quería pensar, las tres posibilidades que se le presentaban como explicación lógica la aterraban. Sólo podían haber sido tres personas: Vicente, Merce o Jesús. De éste último no había vuelto a saber nada desde el domingo, lo cual ya era sospechoso, pero ¿para qué querría un escritor de éxito participar en un concursillo como ése? No le cuadraba. Por otro lado, una especie de instinto autoprotector hizo que ella tampoco lo llamara, al igual que a Vicente y a Merce. En aquellos momentos no quería saber nada de ninguno de los tres.
Por supuesto, eran sus textos. Los descargó y miró casi con lupa. Sí, eran sus adoradas novelas, las niñas de sus ojos. Una iba firmada con el nombre de Jesús y la otra con el de Mercedes. Claro que cualquiera podría haber puesto esos nombres precisamente para sembrar la confusión.
La mañana del quinto día la despertó el timbre de la puerta. Le apetecía abrir tanto como tirarse por la ventana (posibilidad que había contemplado en los últimos cuatro días, por cierto) pero cuando miró por la mirilla y vió quién era no lo pensó dos segundos.
-Ruby… no sabía a dónde ir.
Vladimir estaba en el umbral, con la cara como un mapa. Casi no podía abrir el ojo izquierdo y lo que quiso ser sonrisa al verla, se quedó en una mueca.
-¿Qué te ha pasado? ¡Qué horror! –exclamó Ruby dejándole pasar
Mientras intentaba curarle las heridas y los golpes, escuchó el relato. Antonio, el novio de Vladimir, le había dado una soberana paliza cuando vio a su amado coqueteando con otras dos locas en un bar de Chueca.
-Tienes que denunciarlo, Víctor.
-Tengo miedo, Ruby –contestó él. -Me matará. Deja que pasen unos días y me quedo aquí, por favor, tengo tanto miedo…
Ruby aceptó, qué iba a hacer. En el fondo lo agradecía porque pudo contarle a Vladimir todo el follón que se había montado con el concurso. Vladimir conocía a Vicente y a Merce y podía ayudarle a aclarar aquel galimatías.
-Mujer, si tengo que desconfiar de alguno de los dos lo haría de Merce, aunque para mí el más probable es el escritor, hace tan poco que lo conoces…
-¿Pero por qué? Si alguien no lo necesita, ése es él.
Vladimir tampoco sabía decirle el motivo.
-Evidentemente, darling, no puedes pensar con ese aspecto horrible que tienes, te haré una toilette completa y después comeremos.
-Mira quién habla… si parece que acabas de salir de un ring de boxeo…
Vladimir era un chollo, pensó Ruby. En una hora volvía a tener un aspecto estupendo, exceptuando el halo de tristeza que exhibía su rostro. Además había hecho la comida, aunque bastante acalórica; mejor, no tenía ni ganas de comer del disgusto.
Estaban tomando el café cuando apareció Vicente. Vladimir le abrió la puerta y le puso una taza mientras se sentaba en el sofá.
-¿Qué ha pasado, Concha? –preguntó circunspecto.
-¡Ja! ¿Y a mí me lo preguntas? Yo qué sé –contestó furiosa.
Vicente se acariciaba la barba con gesto desesperado.
-Menuda mierda… casi me meo en los pantalones cuando lo vi. Te han robado tu trabajo, Concha. Dime ¿Cuánta gente ha tenido acceso a tu ordenador? ¿Cuánta conocía la existencia de esas tres novelas?
-Cuatro personas –murmuró Ruby clavando una mirada fría en Vicente. –Merce, Jesús, Vladimir y… tú.
-Eh, a mí no me miréis, solo soy una maricona mazada a anabolizantes –chilló Vladimir, pero ninguno de los otros dos le hizo el menor caso.
-Concha, piensa un poco… yo te sugerí lo del concurso, he tenido acceso a esas novelas durante meses… ¿por qué te las iba a fusilar ahora precisamente?
La verdad es que tenía sentido, se estaba comportando como una estúpida con sus sospechas.
-Entonces ha sido Merce… o Jesús. –Susurró. –Lo de Merce aún lo podría entender, pero lo de Jesús… no me cabe en la cabeza.
-Déjame hacer unas averiguaciones y mañana te cuento algo. Tú mientras, como si no hubiera pasado nada, no salgas de casa, incluso. Si alguno de los dos intenta ponerse en contacto contigo, evítalo. Mira –Vicente se metió la mano en el bolsillo y sacó un juego de llaves –Marchaos mañana a mi casa de la sierra a pasar un par de días, ya sabes dónde es, tiene piscina y de todo. A Vladimir tampoco le conviene que lo vean con ese aspecto, parece un Ecce Homo, como dicen en mi pueblo –concluyó riendo.
-Pero… yo tengo que trabajar. –Chilló el aludido.
-No te preocupes –sentenció Vicente –Si todo sale bien, a partir de ahora serás el asistente personal de la gran escritora Concha Rubirosa.
-Está bien –contestó Jesús. –Manda “El acuerdo”, es la mejor de las tres.
-¿Seguro que no es mejor “Zona cero”? A mí me gusta más.
-Cometerás un grave error, pero haz lo que quieras –Contestó él con un tono que a Ruby le pareció algo ofensivo.
Sin embargo, decidió hacerle caso, al fin y al cabo él era el escritor prestigioso y no ella.
Los primeros días del concurso no se lo podía creer ¡Iba de primera! con una ventaja tremenda, además. Jesús decidió celebrarlo con un fin de semana en París ultrarromántico. Ruby volvió caminando por el aire de pura felicidad. El domingo por la noche llegó a su casa y encendió el ordenador mientras se ponía las zapatillas, a ver qué tal iba, estaba emocionadísima. Entró en la sección de los más votados con una sonrisa en los labios.
-¡Maldita sea! ¡Me cago en todo! ¿Qué coño significa esto?
Ruby se puso las gafas para comprobar que la vista no la engañaba… iba de primera, pero inmediatamente después la seguían dos novelas tituladas “Zona cero” y “Tú no lo sabes, Lucía”. Alguien de su entorno la había traicionado.
***
Ruby pasó los siguientes cuatro días en casa encerrada, sin ducharse, sin peinarse, sin lavarse los dientes, sin comer y durmiendo a base de pastillas. No podía ni quería pensar, las tres posibilidades que se le presentaban como explicación lógica la aterraban. Sólo podían haber sido tres personas: Vicente, Merce o Jesús. De éste último no había vuelto a saber nada desde el domingo, lo cual ya era sospechoso, pero ¿para qué querría un escritor de éxito participar en un concursillo como ése? No le cuadraba. Por otro lado, una especie de instinto autoprotector hizo que ella tampoco lo llamara, al igual que a Vicente y a Merce. En aquellos momentos no quería saber nada de ninguno de los tres.
Por supuesto, eran sus textos. Los descargó y miró casi con lupa. Sí, eran sus adoradas novelas, las niñas de sus ojos. Una iba firmada con el nombre de Jesús y la otra con el de Mercedes. Claro que cualquiera podría haber puesto esos nombres precisamente para sembrar la confusión.
La mañana del quinto día la despertó el timbre de la puerta. Le apetecía abrir tanto como tirarse por la ventana (posibilidad que había contemplado en los últimos cuatro días, por cierto) pero cuando miró por la mirilla y vió quién era no lo pensó dos segundos.
-Ruby… no sabía a dónde ir.
Vladimir estaba en el umbral, con la cara como un mapa. Casi no podía abrir el ojo izquierdo y lo que quiso ser sonrisa al verla, se quedó en una mueca.
-¿Qué te ha pasado? ¡Qué horror! –exclamó Ruby dejándole pasar
Mientras intentaba curarle las heridas y los golpes, escuchó el relato. Antonio, el novio de Vladimir, le había dado una soberana paliza cuando vio a su amado coqueteando con otras dos locas en un bar de Chueca.
-Tienes que denunciarlo, Víctor.
-Tengo miedo, Ruby –contestó él. -Me matará. Deja que pasen unos días y me quedo aquí, por favor, tengo tanto miedo…
Ruby aceptó, qué iba a hacer. En el fondo lo agradecía porque pudo contarle a Vladimir todo el follón que se había montado con el concurso. Vladimir conocía a Vicente y a Merce y podía ayudarle a aclarar aquel galimatías.
-Mujer, si tengo que desconfiar de alguno de los dos lo haría de Merce, aunque para mí el más probable es el escritor, hace tan poco que lo conoces…
-¿Pero por qué? Si alguien no lo necesita, ése es él.
Vladimir tampoco sabía decirle el motivo.
-Evidentemente, darling, no puedes pensar con ese aspecto horrible que tienes, te haré una toilette completa y después comeremos.
-Mira quién habla… si parece que acabas de salir de un ring de boxeo…
Vladimir era un chollo, pensó Ruby. En una hora volvía a tener un aspecto estupendo, exceptuando el halo de tristeza que exhibía su rostro. Además había hecho la comida, aunque bastante acalórica; mejor, no tenía ni ganas de comer del disgusto.
Estaban tomando el café cuando apareció Vicente. Vladimir le abrió la puerta y le puso una taza mientras se sentaba en el sofá.
-¿Qué ha pasado, Concha? –preguntó circunspecto.
-¡Ja! ¿Y a mí me lo preguntas? Yo qué sé –contestó furiosa.
Vicente se acariciaba la barba con gesto desesperado.
-Menuda mierda… casi me meo en los pantalones cuando lo vi. Te han robado tu trabajo, Concha. Dime ¿Cuánta gente ha tenido acceso a tu ordenador? ¿Cuánta conocía la existencia de esas tres novelas?
-Cuatro personas –murmuró Ruby clavando una mirada fría en Vicente. –Merce, Jesús, Vladimir y… tú.
-Eh, a mí no me miréis, solo soy una maricona mazada a anabolizantes –chilló Vladimir, pero ninguno de los otros dos le hizo el menor caso.
-Concha, piensa un poco… yo te sugerí lo del concurso, he tenido acceso a esas novelas durante meses… ¿por qué te las iba a fusilar ahora precisamente?
La verdad es que tenía sentido, se estaba comportando como una estúpida con sus sospechas.
-Entonces ha sido Merce… o Jesús. –Susurró. –Lo de Merce aún lo podría entender, pero lo de Jesús… no me cabe en la cabeza.
-Déjame hacer unas averiguaciones y mañana te cuento algo. Tú mientras, como si no hubiera pasado nada, no salgas de casa, incluso. Si alguno de los dos intenta ponerse en contacto contigo, evítalo. Mira –Vicente se metió la mano en el bolsillo y sacó un juego de llaves –Marchaos mañana a mi casa de la sierra a pasar un par de días, ya sabes dónde es, tiene piscina y de todo. A Vladimir tampoco le conviene que lo vean con ese aspecto, parece un Ecce Homo, como dicen en mi pueblo –concluyó riendo.
-Pero… yo tengo que trabajar. –Chilló el aludido.
-No te preocupes –sentenció Vicente –Si todo sale bien, a partir de ahora serás el asistente personal de la gran escritora Concha Rubirosa.
Re: RELATO: EL CONCURSO. TERCERA PARTE
Morgana que intriga tengo, de verdad, está muy interesante..........................
guapa, por compartirla con nostr@s Llevaba unos meses, no sé porque, sin coger un libro y ahora me has vuelto a enganchar a la lectura
guapa, por compartirla con nostr@s Llevaba unos meses, no sé porque, sin coger un libro y ahora me has vuelto a enganchar a la lectura
Jana- Cantidad de envíos : 1042
Edad : 49
Localización : Madrid
Fecha de inscripción : 10/03/2009
Re: RELATO: EL CONCURSO. TERCERA PARTE
Jana escribió:Morgana que intriga tengo, de verdad, está muy interesante..........................
guapa, por compartirla con nostr@s Llevaba unos meses, no sé porque, sin coger un libro y ahora me has vuelto a enganchar a la lectura
pues mira, sólo por eso merece la pena
Re: RELATO: EL CONCURSO. TERCERA PARTE
Ainnnnnsssssssssssssssssss que ya he acabado la tercera parte, quiero saber como sigue que me tienes intrigaita.
Muchos
Muchos
Re: RELATO: EL CONCURSO. TERCERA PARTE
Pues que sepas una cosa, hasta que no termines este relato no sigo leyendo yo el libro que ando leyendo "El libro de los muertos" de Patricia Cornwell.
Por fiiiiiiii no me dejes así, tengo que saber si el wenorro mientras miraba su correo se le fué el ojillo pa donde no debía, pues seguro que estaba bloqueao y había oido hablar de ella y la robao su trabajo el muy ...HP.
Por fiiiiiiiiiiiiiii ponloooooooooooooo
Por fiiiiiiii no me dejes así, tengo que saber si el wenorro mientras miraba su correo se le fué el ojillo pa donde no debía, pues seguro que estaba bloqueao y había oido hablar de ella y la robao su trabajo el muy ...HP.
Por fiiiiiiiiiiiiiii ponloooooooooooooo
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