RELATO: EL CONCURSO. SEGUNDA PARTE
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RELATO: EL CONCURSO. SEGUNDA PARTE
Ruby se olvidó pronto del encuentro con Jesús Fuente, enfrascada como estaba en la redacción de “Prostituta por accidente”. Le faltaban cuatro meses para entregarla pero estaba angustiada porque no le veía pies ni cabeza, estaba en un callejón sin salida, no se le ocurría nada de nada.
Vladimir se había propuesto matarla a ejercicio para ver si despejaba las entendederas, así que aquella mañana salieron al Retiro con los patines en línea.
-Nena, se te está poniendo fofo el culo de tanto estar sentada pensando en esa maldita novela –decía Vladimir patinando con energía –Lo que tenías que hacer era otra novela gay, incluso tengo título… “Truchas y mariposas”, y podría transcurrir en las hermosas estepas de mi Rusia, sí…
Ruby frenó en seco.
-Mira, eso no te lo aguanto… podrás hacerte el ruso en Chueca o donde quieras, pero conmigo, que sé de sobra que eres de Móstoles, no lo aguanto, vamos.
-Está bien –contestó Vladimir renunciando a su acento ruso –desde luego estás que no hay quien te soporte, rica. Y no me has contado nada del divino Jesús Fuente. ¿Es tan guapísimo como en las fotos?
-Más –le dijo Ruby reanundando la marcha –Y amabilísimo, por añadidura… hombre, está más viejo que en las fotos, ya peina canas, pero es muy guapo, está delgado, es alto, viste bien, tiene voz de locutor de radio…
-Ay, calla, que me estoy muriendo de envidia.
Ruby se sentó en un banco.
-No puedo más, Víctor, tengo que sentarme.
Vladimir se hizo el ofendido.
-Me llamo Vladimir. Que yo sepa no te llamo nunca Concha, así que no me llames Víctor, por favor.
-No me llamas Concha porque no te sale de los minihuevos. Dame agua, anda, estoy seca.
La mañana transcurrió entre estos tiras y aflojas, Ruby y Vladimir se adoraban, pero siempre estaban discutiendo. Vladimir la acompañó hasta el portal de su casa, y casi se desmayan los dos al ver al atractivo Jesús Fuente esperando pacientemente en la puerta, con su carísimo abrigo de cachemire y su traje de Armani. Estaba claro que el escritor invertía parte de sus ganancias en ir hecho un pincel. Los dos se sintieron sucios y sudorosos ante su presencia, pero Vladimir enseguida desplegó sus modales más exquisitos hasta que una mirada fulminante de Ruby lo conminó a irse. Entonces Jesús le explicó que pasaba por allí y se le ocurrió llamar a ver si estaba en casa, y en ese momento Ruby había aparecido. Sabía su dirección por Merce, dijo.
-¿Te apetece que vayamos a comer? –propuso.
-Si esperas a que me duche, sí. –Contestó Ruby. –Vladimir me ha matado hoy.
-Si puedo esperar arriba y leer mi correo mientras, de acuerdo –repuso él a su vez.
Así lo hicieron. Mientras Ruby se duchaba, Jesús contestó a sus correos y hociqueó un poco, fisgó entre la biblioteca de Ruby, se hizo amigo del gato, echó una ojeada a sus discos… en éstas estaba cuando Ruby entró, arrebatadora, en el despacho. Se había arreglado en un tiempo récord y la verdad es que el resultado era evidente.
-Vaya, estás estupenda –murmuró el escritor.
-Gracias –contestó ella con naturalidad. En el fondo le temblaban las piernas sobre los tacones de Loboutin. Ella también gastaba mucho dinero en marcas caras.
-¿Comemos, entonces?
¡Por supuesto! Estoy muerta de hambre.
***
Dos semanas después, Ruby se había convertido en la amante de Jesús. Estaba completamente hechizada por el embrujo fascinador del escritor. La verdad es que se parecían mucho, sobre todo en el tremendo sibaritismo que los caracterizaba. No pasaban un solo fin de semana en Madrid, solían marcharse a alguna capital europea en plan escapada romántica. Todo era carísimo, lujosísimo y exquisito. Ruby estaba en una nube de la que no quería bajar y su trabajo se resintió más todavía, y no sería porque no hablaban de literatura, porque el tema era casi aburrido ya.
-Yo no sé por qué te avergüenzas tanto de tu trabajo –le decía Jesús una tarde –Eres mejor en lo tuyo que muchos escritorcillos de libro de bolsillo de los que hay ahora por ahí. Me refiero a esos libros que el primer año están a 22 euros y al siguiente en colección rústica ¿sabes?
-No me avergüenzo, Jesús, pero quiero cerrar esa etapa de mi carrera y no puedo, simplemente.
Llevaba dos meses saliendo con Fuente cuando Vicente, harto ya de la falta de productividad de su escritora estrella, decidió tener una conversación franca con ella.
-Vamos a ver, Concha. Veo que no progresas con “Prostituta por accidente”.
-Estoy bloqueada. No se me ocurre nada, ya te dije que en esto he tocado techo, en cambio tengo tantas ideas para otro tipo de novelas…
-De eso quería hablarte –continuó Vicente encendiendo un cigarrillo, lo que hizo salir de estampida a Belcebú –Hay un concurso que quizá pueda lanzarte.
-Soy toda oídos, Vicente. Dispara
-Lo convoca el Tajo Francés y es por internet, espera y déjame acabar, no frunzas el ceño que se te va a ir el bótox a tomar viento –farfulló Vicente viendo el gesto de disgusto de Ruby –Es por votación popular…
-Pues sí, lo que me faltaba. ¿Y quién coño me va a votar, hombre?
-De eso ya me encargo yo. Vas a ganar, te publicarán la novela y por fin reconocerán tu talento. Lo único que quiero yo a cambio es que acabes de una vez “Prostituta por accidente”, valga la redundancia.
Ruby pensó unos instantes. Tongo… qué palabra más fea.
-¿Me garantizas que ganaré?
-Al cien por cien, cariño –dijo Vicente sonriendo –Elige una de las tres novelas que tienes ahí y cuélgala. El concurso empieza el diez de abril.
***
Vladimir se había propuesto matarla a ejercicio para ver si despejaba las entendederas, así que aquella mañana salieron al Retiro con los patines en línea.
-Nena, se te está poniendo fofo el culo de tanto estar sentada pensando en esa maldita novela –decía Vladimir patinando con energía –Lo que tenías que hacer era otra novela gay, incluso tengo título… “Truchas y mariposas”, y podría transcurrir en las hermosas estepas de mi Rusia, sí…
Ruby frenó en seco.
-Mira, eso no te lo aguanto… podrás hacerte el ruso en Chueca o donde quieras, pero conmigo, que sé de sobra que eres de Móstoles, no lo aguanto, vamos.
-Está bien –contestó Vladimir renunciando a su acento ruso –desde luego estás que no hay quien te soporte, rica. Y no me has contado nada del divino Jesús Fuente. ¿Es tan guapísimo como en las fotos?
-Más –le dijo Ruby reanundando la marcha –Y amabilísimo, por añadidura… hombre, está más viejo que en las fotos, ya peina canas, pero es muy guapo, está delgado, es alto, viste bien, tiene voz de locutor de radio…
-Ay, calla, que me estoy muriendo de envidia.
Ruby se sentó en un banco.
-No puedo más, Víctor, tengo que sentarme.
Vladimir se hizo el ofendido.
-Me llamo Vladimir. Que yo sepa no te llamo nunca Concha, así que no me llames Víctor, por favor.
-No me llamas Concha porque no te sale de los minihuevos. Dame agua, anda, estoy seca.
La mañana transcurrió entre estos tiras y aflojas, Ruby y Vladimir se adoraban, pero siempre estaban discutiendo. Vladimir la acompañó hasta el portal de su casa, y casi se desmayan los dos al ver al atractivo Jesús Fuente esperando pacientemente en la puerta, con su carísimo abrigo de cachemire y su traje de Armani. Estaba claro que el escritor invertía parte de sus ganancias en ir hecho un pincel. Los dos se sintieron sucios y sudorosos ante su presencia, pero Vladimir enseguida desplegó sus modales más exquisitos hasta que una mirada fulminante de Ruby lo conminó a irse. Entonces Jesús le explicó que pasaba por allí y se le ocurrió llamar a ver si estaba en casa, y en ese momento Ruby había aparecido. Sabía su dirección por Merce, dijo.
-¿Te apetece que vayamos a comer? –propuso.
-Si esperas a que me duche, sí. –Contestó Ruby. –Vladimir me ha matado hoy.
-Si puedo esperar arriba y leer mi correo mientras, de acuerdo –repuso él a su vez.
Así lo hicieron. Mientras Ruby se duchaba, Jesús contestó a sus correos y hociqueó un poco, fisgó entre la biblioteca de Ruby, se hizo amigo del gato, echó una ojeada a sus discos… en éstas estaba cuando Ruby entró, arrebatadora, en el despacho. Se había arreglado en un tiempo récord y la verdad es que el resultado era evidente.
-Vaya, estás estupenda –murmuró el escritor.
-Gracias –contestó ella con naturalidad. En el fondo le temblaban las piernas sobre los tacones de Loboutin. Ella también gastaba mucho dinero en marcas caras.
-¿Comemos, entonces?
¡Por supuesto! Estoy muerta de hambre.
***
Dos semanas después, Ruby se había convertido en la amante de Jesús. Estaba completamente hechizada por el embrujo fascinador del escritor. La verdad es que se parecían mucho, sobre todo en el tremendo sibaritismo que los caracterizaba. No pasaban un solo fin de semana en Madrid, solían marcharse a alguna capital europea en plan escapada romántica. Todo era carísimo, lujosísimo y exquisito. Ruby estaba en una nube de la que no quería bajar y su trabajo se resintió más todavía, y no sería porque no hablaban de literatura, porque el tema era casi aburrido ya.
-Yo no sé por qué te avergüenzas tanto de tu trabajo –le decía Jesús una tarde –Eres mejor en lo tuyo que muchos escritorcillos de libro de bolsillo de los que hay ahora por ahí. Me refiero a esos libros que el primer año están a 22 euros y al siguiente en colección rústica ¿sabes?
-No me avergüenzo, Jesús, pero quiero cerrar esa etapa de mi carrera y no puedo, simplemente.
Llevaba dos meses saliendo con Fuente cuando Vicente, harto ya de la falta de productividad de su escritora estrella, decidió tener una conversación franca con ella.
-Vamos a ver, Concha. Veo que no progresas con “Prostituta por accidente”.
-Estoy bloqueada. No se me ocurre nada, ya te dije que en esto he tocado techo, en cambio tengo tantas ideas para otro tipo de novelas…
-De eso quería hablarte –continuó Vicente encendiendo un cigarrillo, lo que hizo salir de estampida a Belcebú –Hay un concurso que quizá pueda lanzarte.
-Soy toda oídos, Vicente. Dispara
-Lo convoca el Tajo Francés y es por internet, espera y déjame acabar, no frunzas el ceño que se te va a ir el bótox a tomar viento –farfulló Vicente viendo el gesto de disgusto de Ruby –Es por votación popular…
-Pues sí, lo que me faltaba. ¿Y quién coño me va a votar, hombre?
-De eso ya me encargo yo. Vas a ganar, te publicarán la novela y por fin reconocerán tu talento. Lo único que quiero yo a cambio es que acabes de una vez “Prostituta por accidente”, valga la redundancia.
Ruby pensó unos instantes. Tongo… qué palabra más fea.
-¿Me garantizas que ganaré?
-Al cien por cien, cariño –dijo Vicente sonriendo –Elige una de las tres novelas que tienes ahí y cuélgala. El concurso empieza el diez de abril.
***
Última edición por MORGANA el Mar Mayo 19, 2009 8:54 am, editado 1 vez
Re: RELATO: EL CONCURSO. SEGUNDA PARTE
estaba esperando
ya estas dandole a las partes ..... que nos tienes en ascuas
Re: RELATO: EL CONCURSO. SEGUNDA PARTE
Pero que buena eres, voy al siguiente como tenga más de tres partes verás que ya me estoy mordiendo las uñas
Muchos
Muchos
Re: RELATO: EL CONCURSO. SEGUNDA PARTE
Coñooooooooooo me voy a por la terceraaaaaaaaaa y aver que pasa conb el wenorro y con el victor
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